Porque un católico, que de verdad es católico —aunque imperfecto—, nunca dejará de serlo.

 Reflexión

Detrás de la frase: “Nací católico, moriré católico” de nuestros ancestros.

¿Cuántas veces escuchamos esa frase de nuestros abuelos, padres o algún anciano de pueblo que, sin tener muchos estudios, tenía una sabiduría más honda que la de cualquier académico moderno? Decían esas palabras con sencillez, sin necesidad de discursos teológicos, pero con una convicción que no temblaba ante la duda ni se desarmaba ante el dolor. Hoy, muchos se burlan de esa frase como si fuera una expresión de terquedad o ignorancia. Pero no lo es. Es una declaración de pertenencia, de fidelidad, de amor.

Ser católico —de verdad— no es una etiqueta que se cambia cuando uno se desilusiona o peca. Es una identidad que nace en el Bautismo, que se fortalece en la Eucaristía, que se reaviva en cada confesión sincera, y que se imprime en el alma como un sello eterno. Por eso, quien ha sido marcado por Cristo, incluso si se aleja o cae, no puede dejar de oír dentro de sí esa voz que lo llama a volver.

Los católicos de antes no decían “moriré católico” como quien dice “moriré ecuatoriano” o “moriré barcelonista”. No era una tradición vacía, ni una identidad más entre tantas. Era la forma más humilde y radical de declarar que su alma le pertenece a Dios, que su vida ha sido consagrada a la Verdad encarnada y que, aunque fueran pecadores, sabían que fuera de esa fe no hay salvación.

Porque el católico verdadero no se aferra a una idea abstracta de Dios, sino a un Dios que se hizo carne, que se dejó clavar en una cruz, y que fundó una Iglesia concreta, visible, con sacramentos, con jerarquía, con historia, con mártires. No busca construir su propia fe a medida; se abraza a la que recibió, y por la cual tantos dieron su vida.

¿Y qué pasa con los católicos imperfectos?

Todos lo somos. La Iglesia está llena de pecadores, no de perfectos. Pero hay una diferencia entre ser pecador y traicionar la fe. Un católico puede caer, puede incluso dudar, puede alejarse… pero si es verdaderamente católico, no negará a Cristo, no renegará de su Madre la Iglesia, no despreciará los sacramentos, no se burlará de la Tradición.

Un católico imperfecto no es el que se justifica, sino el que lucha. El que sabe que está sucio pero no deja de buscar la Gracia. El que no se arrodilla ante el mundo aunque tenga heridas. El que tal vez no puede dar grandes discursos apologéticos, pero muere con un rosario entre las manos.

“Nací católico…”: ¿herencia o gracia?

Ambas. Es una gracia inmensa haber nacido en el seno de la Iglesia. Muchos buscan durante años lo que algunos recibimos en la infancia y despreciamos por rutina. Pero la fe no se hereda como una propiedad: se recibe como una semilla. Algunos la olvidan, otros la entierran. Pero el que un día fue verdaderamente católico, el que bebió de la fuente de la Eucaristía y sintió el perdón en la confesión, sabe en lo profundo que no hay nada que pueda reemplazar eso.

Porque fuera de la Iglesia todo es parcial, efímero, a veces emotivo, pero nunca completo. Ni la mejor predicación evangélica puede igualar al Verbo hecho Pan. Ni el más carismático de los pastores puede suplantar a un sacerdote que en silencio perdona los pecados “in persona Christi”.

“…y moriré católico”: ¿resistencia o esperanza?

Es esperanza. Es decir: “sé quién soy, sé a quién pertenezco, y no me rendiré”. Es una promesa. Un grito de fidelidad en tiempos de apostasía. Es confesar que, aunque el mundo se burle, aunque la Iglesia esté herida por dentro, aunque me acusen de retrógrado, yo no dejaré de creer.

No porque yo sea fuerte, sino porque Él es fiel. Porque si un día Cristo me tomó para sí, ¿quién me arrebatará de su mano? Porque sé que, aun si me arrastro hasta la cruz, allí encontraré al Crucificado que no me rechaza.

Y porque sé que María me acompaña. Porque la Madre nunca olvida a sus hijos.

Por eso, aunque caiga, aunque dude, aunque me sienta indigno… yo moriré católico. Porque nací para el cielo, y mi alma ya fue sellada con el nombre de Cristo.

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