El "deber ser" en la ontología, la metafísica y la ética social

 Síntesis

El "deber ser" en la ontología, la metafísica y la ética social

El concepto del "deber ser" ha ocupado un lugar central en la reflexión filosófica desde la Antigüedad, aunque su formulación más sistemática se ha desarrollado en la modernidad. A través de distintas ramas de la filosofía, esta noción ha ido adquiriendo matices diversos según el enfoque desde el cual se la observe. Desde una perspectiva ontológica, el "deber ser" se distingue claramente del "ser": mientras que la ontología se ocupa de lo que es, de aquello que existe en sí mismo o en relación con otros entes, el "deber ser" aparece como una dimensión normativa que no se deduce necesariamente del simple hecho de que algo exista. En este sentido, el "deber ser" ontológicamente no pertenece al plano del ser efectivo, sino que remite a una tensión o ideal que trasciende lo dado. Esta separación ha sido fuente de debate, especialmente cuando se considera si es legítimo deducir normas (lo que debe ser) a partir de hechos (lo que es), una discusión que se remonta al famoso planteamiento de David Hume.

En el terreno de la metafísica, el "deber ser" puede entenderse como una categoría que articula la finalidad, el sentido y la teleología del ser. A diferencia de la ontología, que se limita a describir lo que hay, la metafísica se pregunta por el fundamento último de lo real, por qué hay algo en lugar de nada y hacia dónde tiende lo que hay. Desde esta perspectiva, el "deber ser" puede concebirse como una proyección de la perfección que el ser busca alcanzar, una especie de horizonte de plenitud o de realización ontológica. En algunas corrientes metafísicas clásicas, como la de Aristóteles o Tomás de Aquino, esta idea se expresa en términos de causa final: todo ser tiende hacia su perfección, hacia su fin propio. El "deber ser", entonces, no es simplemente una norma externa, sino una expresión del dinamismo interno del ser hacia su realización más plena. Sin embargo, en la modernidad y especialmente en la filosofía kantiana, el "deber ser" se emancipa de la metafísica del ser para erigirse en un principio autónomo de la razón práctica.

En el ámbito moral, ético y social, el "deber ser" cobra su forma más concreta y operativa. Aquí se manifiesta como norma, valor o mandato que orienta la conducta humana. Se trata de una exigencia que no se impone por la fuerza de lo real, sino por la autoridad de la razón o por el consenso social. En ética, el "deber ser" delimita el campo de lo correcto, lo justo y lo bueno, y establece criterios para juzgar las acciones humanas. Desde Kant, se lo identifica con el imperativo categórico, es decir, con aquella ley moral que la razón impone a sí misma independientemente de cualquier inclinación o interés particular. En la vida social, el "deber ser" se traduce en normas jurídicas, costumbres, ideales cívicos o éticas comunitarias, que buscan organizar la convivencia y promover ciertos bienes colectivos. En este contexto, el "deber ser" no sólo regula, sino que también educa, moldea subjetividades y define expectativas compartidas sobre cómo debemos vivir en común.

En definitiva, el "deber ser" es una categoría que se despliega en múltiples niveles de la experiencia y el pensamiento. En la ontología, marca el límite de lo real y nos confronta con la imposibilidad de deducir lo normativo de lo existente. En la metafísica, se vincula con la finalidad y el sentido del ser, como una llamada hacia la plenitud. Y en la ética y la vida social, se manifiesta como principio normativo que orienta la acción humana y la organización de la vida colectiva. Así, el "deber ser" no es simplemente una abstracción o una ilusión moral, sino una dimensión esencial de nuestra relación con el mundo, con nosotros mismos y con los otros.

El "deber ser": entre la plenitud del acto y los desvíos de la modernidad

En la tradición filosófica clásica, particularmente en Aristóteles y Tomás de Aquino, el "deber ser" no es una imposición externa al ser, sino una exigencia interior a la misma estructura ontológica de lo real. Para Aristóteles, todo ente posee una finalidad intrínseca, una causa final hacia la cual tiende por naturaleza. El árbol "debe ser" plenamente árbol; el hombre, por su parte, "debe ser" plenamente hombre, es decir, realizar su esencia racional mediante la vida virtuosa. Esta finalidad no es una simple proyección subjetiva, sino el cumplimiento objetivo del ser en acto. El "deber ser", entonces, no está separado del "ser", sino que expresa su tendencia natural a la perfección. Tomás de Aquino hereda esta visión teleológica y la enriquece con la perspectiva cristiana. Para él, el "deber ser" está enraizado en el orden natural creado por Dios, donde cada ser tiene un fin inscrito en su propia naturaleza. La ley natural —que la razón humana puede descubrir— no es más que la participación de la criatura racional en la ley eterna. Así, el "deber ser" moral no es una construcción arbitraria ni un mandato externo a la realidad, sino el despliegue racional de lo que el ser humano está llamado a realizar conforme a su esencia: conocer la verdad, obrar el bien y buscar su última perfección en Dios. En este marco, ética, ontología y metafísica están profundamente unidas. Sin embargo, la modernidad filosófica introdujo una fractura entre el ser y el deber ser, que ha tenido profundas consecuencias. Guillermo de Ockham, con su nominalismo, da un primer paso decisivo al negar la existencia de naturalezas universales. Si no hay esencias reales, tampoco hay finalidades objetivas inscritas en la naturaleza. El "deber ser" ya no brota del "ser", sino que se convierte en un mandato voluntarista, dependiente exclusivamente de la voluntad de Dios o del sujeto humano. Se rompe así la armonía entre razón, naturaleza y moral. El bien deja de ser lo que perfecciona al ser según su naturaleza, y pasa a ser simplemente lo que una voluntad superior impone. Este cambio mina las bases ontológicas de la ética.

Kant radicaliza esta ruptura. En su ética, el "deber ser" se convierte en un mandato categórico de la razón práctica, independiente de cualquier consideración sobre la naturaleza humana o su fin último. Para Kant, la moralidad consiste en obrar por deber, no por inclinación ni por búsqueda de perfección. El contenido moral no se deduce del ser, sino que se establece a priori por la forma del deber. Aunque Kant busca una fundamentación racional de la ética, su rigidez formalista termina vaciando al "deber ser" de contenido ontológico. Así, el sujeto moral se convierte en una voluntad autónoma que legisla sus propias normas, desconectada de cualquier teleología natural. Lo que se pierde es la visión integradora del ser humano como parte de un orden objetivo y significativo. Heidegger, por su parte, pretende superar esta escisión moderna mediante una ontología fundamental, pero su intento lo lleva a otro tipo de error. Al descentrar la atención del ser como acto y sustancia, y centrarla en el "ser-ahí" (Dasein) como apertura al ser, Heidegger disuelve la dimensión ética en una especie de existencia trágica y sin fundamento moral objetivo. En su afán por superar la metafísica tradicional, Heidegger desontologiza la ética: ya no se trata de realizar una esencia, sino de asumir con autenticidad la finitud y el desamparo del existir. El "deber ser" se diluye en una llamada ambigua del ser, sin contenido normativo claro. En lugar de un camino hacia la perfección, se impone una ética del abismo, donde el hombre se ve arrojado a un mundo sin dirección ni fin trascendente. Frente a estas desviaciones, la visión clásica de Aristóteles y Tomás de Aquino ofrece una alternativa coherente y rica: el "deber ser" no es una carga impuesta desde fuera, ni un mandato arbitrario, ni una angustia sin rumbo, sino la expresión más noble del dinamismo interior del ser hacia su plenitud. Reconocer esto implica restaurar la unidad entre naturaleza, razón y moral, y abrir de nuevo el horizonte de una vida buena fundada en el ser mismo de las cosas. En tiempos donde el sentido del deber se confunde con normas externas o con impulsos subjetivos, volver a la sabiduría antigua permite rearticular una ética con raíces profundas, capaz de orientar al ser humano hacia su verdadero fin.

¿Qué es el “deber ser”?

Es una forma de decir: “lo que algo debería ser” o “cómo algo debería comportarse”, según su naturaleza, su función o un valor moral.

Ejemplo:
Un cuchillo “debe ser” filoso para cortar bien. Un maestro “debe ser” justo con sus alumnos.
No estamos diciendo que siempre lo sean, sino lo que se espera que sean, lo que deberían ser.

1. Aristóteles y el “deber ser”

  • ¿Quién era Aristóteles?

Un filósofo griego del siglo IV a.C., discípulo de Platón, que pensaba que todo en el mundo tiene un propósito natural.

  • ¿Qué decía sobre el “deber ser”?

Para él, cada cosa tiene una naturaleza (lo que es) y una finalidad (para qué sirve o a qué tiende).
Entonces, el “deber ser” es la mejor versión de sí mismo que una cosa puede alcanzar.

Ejemplo:
Una semilla de roble "debe ser" un roble. Esa es su finalidad. Si algo impide que crezca, no cumple su "deber ser".

  • ¿Y los humanos?

Para Aristóteles, el ser humano “debe ser” racional y virtuoso. Su meta es vivir bien, alcanzar la felicidad mediante el uso correcto de su razón y la práctica de la virtud.

2. Tomás de Aquino y el “deber ser”

  • ¿Quién fue Tomás de Aquino?

Un teólogo y filósofo medieval (siglo XIII) que unió las ideas de Aristóteles con el cristianismo.

  • ¿Qué pensaba?

Dios creó todas las cosas con una finalidad. Cada ser tiene inscrito en su naturaleza lo que “debe ser”.

Y los humanos tienen una ley natural, que pueden conocer con la razón, para guiar su vida.

Ejemplo:
La ley natural nos dice que “debemos” buscar la verdad, respetar a los demás, y hacer el bien.
Eso no es una opinión, sino que está en nuestra misma naturaleza.

  • Entonces, el “deber ser”…?

Es una guía moral basada en cómo Dios creó al ser humano. No es algo inventado, sino algo que descubrimos al conocer nuestra propia naturaleza.

3. Ockham y su error

  • ¿Quién fue Ockham?

Un filósofo del siglo XIV que propuso el nominalismo.

  • ¿Qué es el nominalismo?

La idea de que las “esencias” o “naturalezas” no existen realmente. Sólo existen los objetos individuales. Los conceptos como “justicia” o “naturaleza humana” son sólo nombres.

  • ¿Cuál fue su error (según Aristóteles y Tomás)?

Si no existen naturalezas reales, entonces no hay una finalidad en las cosas.
Eso significa que el “deber ser” ya no se basa en lo que algo es, sino que queda en manos de la voluntad (de Dios o del ser humano). Así, el bien se convierte en algo arbitrario: bueno es lo que Dios quiere, aunque no tenga lógica o conexión con nuestra naturaleza.

4. Kant y su error

  • ¿Quién fue Kant?

Un filósofo alemán del siglo XVIII, muy influyente en la ética moderna.

  • ¿Qué decía Kant?

Que el “deber ser” viene de la razón, pero no de la naturaleza ni de Dios. Una acción es moral si se hace por deber, no por deseo o por buscar la felicidad.
Y el deber es una ley moral universal que la razón puede descubrir por sí sola.

  • ¿Cuál fue su error (según la filosofía clásica)?

Separó la ética de la naturaleza humana. Para Aristóteles y Tomás, actuar bien es realizar nuestra naturaleza; para Kant, es obedecer una ley abstracta, incluso si va contra lo que deseamos naturalmente.

Ejemplo:
Para Kant, decir la verdad siempre es un deber, incluso si eso pone en peligro a una persona inocente.
Para Tomás, hay que considerar el bien real y completo del ser humano, no sólo una regla.

5. Heidegger y su error

  • ¿Quién fue Heidegger?

Un filósofo alemán del siglo XX que se enfocó en el “ser” desde una perspectiva existencial.

  • ¿Qué decía?

Que el ser humano no tiene una naturaleza fija. En lugar de tener una esencia que cumplir, existe primero, y luego construye su forma de ser.
Propone que debemos vivir de forma auténtica, aceptando nuestra libertad y nuestra muerte.

  • ¿Cuál fue su error (según la visión clásica)?

Eliminó la idea de una finalidad objetiva para el ser humano.
Si no hay una esencia humana, entonces tampoco hay un “deber ser” claro.
Todo queda en manos del individuo, que tiene que inventarse a sí mismo. Esto lleva a un tipo de relativismo moral o vacío existencial.

Tabla de Resumen.

Filósofo

Qué dice sobre el “deber ser”

¿Cuál es el problema o diferencia?

Aristóteles

Todo tiene una naturaleza y un fin. Deber ser = llegar a esa plenitud.

El “deber ser” nace del “ser”.

Tomás de Aquino

El deber ser está en la ley natural, que viene de Dios y se descubre con la razón.

El bien moral es cumplir nuestra naturaleza.

Ockham

Niega que haya naturalezas reales. Todo es voluntad.

El bien se vuelve arbitrario.

Kant

El deber es una ley de la razón, sin relación con nuestra naturaleza.

Ética abstracta, desconectada del ser humano real.

Heidegger

No hay naturaleza humana fija. Cada quien decide su forma de ser.

Se pierde el sentido objetivo del bien y del deber.


Galo Guillermo Farfan Cano.

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