Pedro, las llaves y la primacía

 Reflexión.

Fuente: Hablemos de Biblia. Pedro, las llaves y la primacía. Protestante muestra a San Agustín contra el papado de Pedro. 2025. Vía: Youtube.com 

Desarrollo: La Primacía Petrina

Cuando Jesús dice a Simón: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mt 16,18), no pronuncia estas palabras en griego, sino en arameo, la lengua común de su entorno. Este dato lingüístico es crucial para entender con precisión lo que quiso decir.

En el texto griego del Evangelio leemos: “σὺ εἶ Πέτρος (Petros), καὶ ἐπὶ ταύτῃ τῇ πέτρᾳ (petra) οἰκοδομήσω μου τὴν ἐκκλησίαν”. Aquí aparece una distinción gramatical: Petros (masculino) como nombre propio, y petra (femenino) como sustantivo común que significa “roca”. Algunos intérpretes protestantes han argumentado que esta diferencia de género sugiere que Jesús no se refería a Pedro como la roca, sino a otra cosa: su confesión de fe o a Cristo mismo.

Sin embargo, este razonamiento pierde fuerza cuando se considera que el idioma original de Jesús no era el griego, sino el arameo. En arameo, tanto el nombre de Pedro como la palabra “roca” se expresan con la misma palabra: כֵּיפָא (Kefa). Así, la frase que probablemente pronunció fue: “Tú eres Kefa y sobre esta Kefa edificaré mi Iglesia”. No hay ambigüedad lingüística en el original: la identidad entre el nombre y el símbolo es completa. Jesús está haciendo un juego de palabras directo entre la persona de Pedro y la función que le confiere.

Esto elimina cualquier suposición de que “la roca” se refiere solo a la fe de Pedro o exclusivamente a Cristo. En efecto, Cristo es la roca angular y el fundamento último de la Iglesia (cf. 1 Cor 3,11; Ef 2,20), pero en Mateo 16,18, Jesús vincula de manera personal a Pedro con la “roca” visible sobre la cual se edificará la comunidad eclesial. La interpretación patrística más antigua, como en Orígenes, Cipriano o León Magno, reconoce que Pedro mismo es la roca, por voluntad explícita de Cristo.

Además, el uso del pronombre griego σὺ (“”) enfatiza que Jesús habla directamente a Pedro, no a una idea abstracta. Y la expresión “esta piedra” (ταύτῃ τῇ πέτρᾳ) está construida en referencia inmediata a él. No dice “sobre una piedra” o “sobre tu fe”, sino “sobre esta piedra”, es decir, la que acaba de nombrar: Pedro.

En conclusión, el contexto arameo de Mateo 16,18 confirma la interpretación tradicional católica: Pedro mismo es la roca sobre la que Cristo quiso edificar su Iglesia. Esta identificación no es una deducción teológica posterior, sino una consecuencia directa del uso original del lenguaje por parte de Jesús. La “roca” no es solo su fe, ni Cristo en sentido exclusivo, sino Pedro en cuanto ha sido establecido por Cristo como fundamento visible de unidad. Desde este acto fundacional se comprende la legitimidad de su primado, y por extensión, el de sus sucesores en la Sede de Roma.

Infalibilidad Pontificia.

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