Opinión
La realidad del sistema
La formación en medicina en Ecuador está marcada por una serie de abusos sistémicos que se perpetúan en ciertos entornos universitarios y hospitales. Estas dinámicas han llevado a situaciones extremas, incluyendo casos de suicidio que, aunque se convierten en noticias mediáticas, rápidamente se desvanecen en el olvido. Esta problemática representa una herida profunda que debemos enfrentar y superar; el sistema educativo y profesional requiere una mejora urgente, no solo por el bienestar de los actuales estudiantes y profesionales, sino también por el de las futuras generaciones.
1. Humillaciones y abusos sistemáticos.
Durante la formación médica, muchos estudiantes son sometidos a humillaciones y a un ambiente hostil que afecta su salud mental y emocional. Es inaceptable que se perpetúen prácticas abusivas bajo la premisa de que "los nuevos no aguantan nada". Esta percepción minimiza la gravedad de los abusos y, lo que es peor, normaliza la opresión de los derechos humanos y laborales de los futuros profesionales.
2. Derechos humanos y dignidad profesional.
Es crucial entender que nadie debería tolerar abusos de parte de otros, independientemente de su nivel de experiencia. La dignidad del profesional debe ser respetada en todo momento. Este principio no solo protege a los estudiantes y profesionales actuales, sino que también sienta las bases para un sistema más justo y humano en el futuro.
3. La realidad de la especialización.
La medicina moderna no puede abarcar todo el conocimiento existente. La especialización surgió precisamente porque es imposible que una sola persona lo sepa todo. Aunque en nuestra era de hiperespecialización se puede sentir la presión de abarcar múltiples disciplinas, la realidad es que el conocimiento médico es vasto y en constante evolución. La ciencia médica no es estática; se caracteriza por ser doctrinaria y se construye a través de la enseñanza y el aprendizaje continuo.
4. Adaptación y mejora continua.
El conocimiento en medicina cambia constantemente a medida que se realizan nuevos hallazgos y se desarrollan tratamientos más efectivos. Este proceso de cambio y adaptación debe ser parte integral de la formación médica. Aceptar que el conocimiento está en evolución permite a los médicos obtener mejores resultados en su práctica clínica, beneficiando así a un mayor número de pacientes.
5. La explotación de internos y postgraduados.
Uno de los problemas más alarmantes en la formación de médicos en Ecuador es el abuso sistemático que sufren los internos y los residentes de especialidades en los hospitales que actúan como sedes de postgrado. Estos profesionales en formación son a menudo vistos como mano de obra barata, lo que les coloca en una situación vulnerable. Los hospitales pueden aprovecharse de su estatus, ya que no están obligados a pagarles como a los especialistas contratados directamente. Esto les permite exigirles más responsabilidades y trabajo, al tiempo que les ofrecen una compensación mínima o inexistente.
Este tipo de explotación no solo es injusto, sino que también puede tener consecuencias perjudiciales para la salud mental y emocional de estos jóvenes médicos. Se ven forzados a lidiar con largas jornadas laborales, condiciones adversas y una falta de reconocimiento que desincentiva su desarrollo profesional y personal. La presión constante de cumplir con altas expectativas en un entorno laboral que minimiza su valor humano y profesional puede llevar a problemas graves de estrés, agotamiento e incluso a la desesperanza.
Conclusión de la segunda verdad
En resumen, el abuso y la explotación de internos y residentes dentro del sistema de salud ecuatoriano son problemas que requieren atención inmediata. Es fundamental abogar por condiciones laborales más justas y un ambiente de aprendizaje que respete la dignidad y los derechos de todos los profesionales en formación. Solo a través de estos cambios podremos asegurar un futuro más equitativo y humano para las próximas generaciones de médicos en el país.
Galo Guillermo Farfan Cano, MD.