Cuarta y Quinta Verdades sobre la Medicina en Ecuador

 Opinión

La inestabilidad laboral en el campo de la medicina en Ecuador se ha vuelto una realidad desalentadora, a pesar del exceso de demanda y del arduo trabajo que los médicos realizan diariamente. Aunque existe una necesidad palpable de atención médica, las oportunidades para los profesionales de la salud son limitadas. La falta de lugares adecuados para trabajar crea un ambiente de incertidumbre que afecta no solo a los médicos, sino también a los pacientes que requieren atención. Esta situación se ve agravada por la presión constante de reducir los honorarios por la vocación, donde se espera que el médico actúe por el deseo de servir, olvidando que, al igual que cualquier otro trabajador, también tiene una familia y responsabilidades que cumplir. Este sacrificio personal, que se espera sin cuestionamientos, contrasta dramáticamente con la realidad de la alta demanda en el sector público.

A pesar de esta demanda, el sistema de salud se encuentra obstaculizado por la escasez de recursos, lo que limita la posibilidad de aumentar el número de personal médico. Mantener un sistema de salud que garantice atención adecuada y accesible a todos los ciudadanos resulta costoso, especialmente en un contexto donde la economía enfrenta serias dificultades. La falta de recursos no solo afecta la capacidad de los médicos para ejercer su labor, sino que también repercute en la calidad de atención que se puede ofrecer. En este escenario, los médicos se ven atrapados en un dilema: por un lado, la necesidad de atender a sus pacientes con la mayor dedicación posible, y por otro, la presión de un sistema que no proporciona las herramientas necesarias para cumplir con este deber. La ironía es que, a pesar de ser la columna vertebral del sistema de salud, son aquellos que tienen la fortuna de contar con recursos, apoyo familiar y una buena situación económica quienes logran acceder a una atención médica digna. La vida de muchos ciudadanos ecuatorianos se convierte en una ruleta, donde el acceso a la salud depende de la suerte, el dinero, la fe y la red de apoyo familiar que posean.

La frustración se acentúa con la escasez de plazas para especialidades, a pesar de que desde el inicio de nuestra formación médica se nos inculca la importancia de aspirar a ser especialistas. La realidad es que, aunque el sistema valora en gran medida a los especialistas, a menudo se desvaloriza al médico de tercer nivel, creando un abismo entre los diferentes niveles de atención médica. Este fenómeno no solo fomenta un ambiente de competencia malsana entre colegas, sino que también genera una percepción errónea de que solo quienes alcanzan la especialización son dignos de reconocimiento y éxito. Los profesionales de la salud que trabajan en atención primaria y en el nivel general son fundamentales para el funcionamiento del sistema, pero su contribución a menudo es pasada por alto.

La presión por convertirse en especialista, a menudo vista como el único camino hacia el éxito y el respeto profesional, genera un ambiente en el que los médicos pueden sentirse insuficientes si no logran esa meta. Esta visión unidimensional del éxito en la medicina no solo es injusta, sino que también limita la diversidad de vocaciones y pasiones dentro del ámbito médico. Cada médico, ya sea especialista o no, tiene un papel crucial que desempeñar en la salud pública y en el bienestar de la comunidad. La verdadera medicina debe ser valorada en su totalidad, reconociendo la importancia de cada profesional y su contribución al cuidado integral de la salud de la población.

En conclusión, tanto la inestabilidad laboral como la frustración por la escasez de plazas de especialidad son dos verdades que reflejan la complejidad de la práctica médica en Ecuador. Es imperativo que la comunidad médica, junto con las autoridades pertinentes, abogue por un sistema que valore equitativamente todas las especialidades y niveles de atención, garantizando así un acceso justo y digno a la salud para todos los ciudadanos. Solo entonces podremos construir un sistema de salud que no solo aborde las necesidades inmediatas, sino que también respete y valore el trabajo de todos los que forman parte de esta noble profesión.

Populares