Ecuador Terra Nullius
OPINIÓN
Dos naciones, dos abusos de poder que han sumido a la región en una crisis sin precedentes. Por un lado, la flagrante violación de la soberanía mexicana y del derecho internacional cometida por el gobierno ecuatoriano al irrumpir por la fuerza en la Embajada de México para capturar a un convicto de la justicia ecuatoriana. Un acto execrable que ha puesto en tela de juicio la vigencia del Estado de Derecho en Ecuador.
Pero por otro lado, la injustificada protección brindada por México a un prófugo de la justicia, convirtiéndose en un estado de "tierra de nadie" que ampara a delincuentes convictos y desacata los más elementales principios de no injerencia en asuntos internos de otras naciones soberanas.
Ambas naciones se han colocado al margen del orden jurídico internacional con sus acciones desmedidas e ilegales. Ecuador, al violar la inmunidad diplomática consagrada en la Convención de Viena. México, al entrometerse en un proceso judicial interno y brindar refugio a un sentenciado por graves delitos de corrupción como es el caso de Glas Espinel, ex vicepresidente convicto por cohecho.
La ruptura de relaciones diplomáticas es solo la punta del iceberg de las consecuencias de esta crisis sin cuartel, en la que dos gobiernos han antepuesto el autoritarismo y el capricho por encima del derecho y el diálogo.
En Ecuador, el juicio político al presidente se vislumbra como un proceso inevitable por su afrenta a los principios básicos que rigen la convivencia entre Estados. Pero en México no se augura un futuro muy distinto, con un mandatario que ha puesto en riesgo la institucionalidad democrática al dar cobijo a un corrupto sentenciado.
El mundo observa atónito cómo dos naciones consideradas democracias estables, se han convertido en "tierras de nadie" gobernadas por la sinrazón y el desprecio a la legalidad internacional por culpa de los abusos desmedidos de sus máximos gobernantes.
Ecuador clama por el respeto a su soberanía vulnerada y por el restablecimiento del orden democrático. Pero México tampoco puede evadir su responsabilidad en esta espiral de acciones y reacciones desatinadas que han puesto en jaque los cimientos mismos del Estado de Derecho en la región.
--
Galo Farfan Cano, MD. MProf.
https://www.researchgate.net/profile/Galo_Farfan-Cano