Sanidad, las profesiones olvidadas.
Reflexión de la situación remunerativa
La situación actual de la sanidad en Ecuador se manifiesta como una crisis multifacética que sobrepasa los límites del sector salud, impactando profundamente en la dignidad y el bienestar de aquellos comprometidos con esta vocación esencial. Los profesionales de la salud, especialmente aquellos en el ámbito privado, enfrentan remuneraciones alarmantemente bajas, con sueldos que fluctúan entre 600 y 1200 USD. Esta realidad se agrava por la falta de apreciación hacia su labor y por un entorno de trabajo frecuentemente hostil, donde prácticas como el acoso y el mobbing se hacen presentes en ciertas instituciones cuyo único fin parece ser el beneficio económico. Estas organizaciones optan por suplir las carencias de infraestructura propia del sistema de seguridad social, beneficiándose de un modelo de atención que depende de proveedores externos y, paradójicamente, contratando a los mismos profesionales que operan en este entramado.
Además, los ingresos mencionados restringen severamente la posibilidad de acceder a una formación continua de calidad. Los costos asociados a cursos de actualización y especialización son prohibitivos, con talleres de reanimación valorados en 350 USD, programas de formación continua en 750 USD y maestrías en línea, ofrecidas por universidades extranjeras y no reconocidas por el SENESCYT, que oscilan entre 6000-8000 USD. Esta situación contrasta marcadamente con la escasa oferta de programas nacionales de posgrado que verdaderamente faciliten la especialización y la alta preparación de los profesionales de la salud y áreas afines en Ecuador.
Este panorama no solo demuestra la urgencia de reformas en el sector sanitario, sino que también pone de relieve la necesidad de una inversión significativa en la educación y capacitación continua de los profesionales de la salud. Es esencial replantear las prioridades y estrategias del sistema de seguridad social para fomentar el desarrollo de unidades propias y la valoración adecuada del personal sanitario, garantizando así una atención de calidad y la dignidad profesional de quienes ejercen esta noble labor.
Dentro del sector público, la situación salarial de los profesionales de la salud, en particular de los médicos generales, es moderadamente mejor con un sueldo mensual de 1676 USD antes de deducciones por aportes al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). Sin embargo, este salario no ha experimentado ajustes significativos que reflejen el aumento de la inflación desde la última homologación salarial implementada durante la administración de Correa. Esta estaticidad salarial se ve agravada por una congelación del Remuneración Mensual Unificada (RMU) y la ausencia de mecanismos de ascenso en las escalas laborales bajo la normativa de la Ley Orgánica de Servicio Público (LOSEP), dejando a los profesionales sin vías claras de progreso basado en su experiencia y formación continuada.
La esperanza reside en la potencial implementación de la Ley de Carrera Sanitaria, que promete valorar la experiencia laboral como criterio para el ascenso y, consecuentemente, para el incremento de los ingresos. Hasta el momento, inversiones personales en formación adicional, tales como cursos de capacitación, especialización o maestrías, resultan infructuosas en términos económicos, dado que no existe un mecanismo establecido que los considere para una mejora salarial.
Esta falta de reconocimiento hacia la formación continua y el desarrollo profesional no solo limita la motivación de los trabajadores de la salud para avanzar en su educación y habilidades, sino que también refleja una desvalorización sistemática del capital humano en el sector público. La ausencia de incentivos para el ascenso basado en la experiencia y la educación adicional subraya una problemática más profunda de gestión de recursos humanos dentro del sistema de salud, lo que eventualmente repercute en la calidad del servicio ofrecido a la población. La implementación efectiva de una ley que fomente la carrera sanitaria y reconozca el valor de la experiencia y la formación podría ser un paso crucial hacia la mejora de este escenario, incentivando a los profesionales de la salud a perseguir la excelencia y, a su vez, elevando el estándar de atención médica en Ecuador.
La necesidad de instaurar un diálogo constructivo dentro del gremio médico ecuatoriano es más urgente que nunca, especialmente en torno a la creación de un sistema de remuneración por horas trabajadas que emule modelos exitosos como el alemán. Este sistema debe reconocer adecuadamente el valor real de la labor médica en todas las instituciones de salud, sean públicas o privadas, asegurando una compensación equitativa que refleje la significancia y el sacrificio que conlleva la profesión médica. Paralelamente, es esencial revisar y actualizar el tarifario de honorarios, con el objetivo de establecer una escala de remuneraciones justa que esté en consonancia con la complejidad y la importancia de los servicios prestados por los profesionales de la salud.
Sin embargo, estas iniciativas necesarias se ven obstaculizadas por disputas internas que buscan más el reconocimiento político dentro de los gremios que el avance y la defensa de los derechos laborales de los profesionales de la salud. La politiquería partidista se ha convertido, lamentablemente, en una herramienta para escalar posiciones dentro de la política nacional, desviando la atención de la verdadera esencia de estos gremios: el mejoramiento de las condiciones laborales y la profesionalización del sector. Esta dinámica perpetúa tanto en el ámbito público como en el privado, un sistema que no defiende adecuadamente los intereses de los profesionales y el personal sanitario.
Resulta imperativo, por tanto, que el diálogo entre colegas trascienda las rivalidades políticas y se centre en propuestas concretas para mejorar la calidad de vida y la profesionalización, así como en la lucha por los derechos laborales del sector sanitario en su conjunto. La unificación de esfuerzos y la solidaridad entre los profesionales de la salud son fundamentales para impulsar cambios significativos que beneficien a todo el gremio, promoviendo un sistema de salud más justo, equitativo y respetuoso de los derechos y el bienestar de quienes se dedican a esta noble labor.
La salud, reconocida como un derecho universal y fundamental en la Constitución, exige un sector sanitario regido por principios inquebrantables de seguridad social y accesibilidad universal. Esta visión ideal solo puede materializarse mediante un esfuerzo colaborativo y sincero entre el Estado, las instituciones de salud en todas sus manifestaciones, y los profesionales que constituyen la columna vertebral de este sector. En Ecuador, el desafío es aún más pronunciado, dada la disparidad entre la calidad de la atención sanitaria y las condiciones laborales de quienes dedican su vida a este campo.
Para avanzar hacia una sanidad que trascienda la mera prestación de servicios médicos y abogue por la dignificación de sus profesionales, es imperativo que todas las partes interesadas se comprometan a una serie de acciones concretas. Esto incluye la implementación de políticas públicas que garanticen una financiación adecuada y sostenible del sistema de salud, la promoción de un entorno de trabajo justo y respetuoso para todos los trabajadores sanitarios, y el fomento de la educación y capacitación continua que permita a los profesionales mantenerse a la vanguardia en sus respectivas disciplinas.
Además, es crucial que se adopte una perspectiva holística que reconozca la salud no solo como la ausencia de enfermedad, sino como un estado de completo bienestar físico, mental y social. Esto implica una reevaluación de los modelos de atención para incorporar enfoques preventivos, promover prácticas saludables entre la población y asegurar una distribución equitativa de los recursos sanitarios, garantizando que nadie quede atrás.
El compromiso con la mejora continua del sistema de salud debe estar acompañado de un diálogo abierto y constructivo entre los gremios médicos y las autoridades, donde prevalezcan el respeto mutuo y el objetivo común de alcanzar la excelencia en la atención sanitaria. Solo entonces, el sistema de salud ecuatoriano podrá evolucionar hacia una estructura que no solo cure las enfermedades, sino que también promueva la dignidad, el respeto y la valoración de aquellos que con su esfuerzo diario hacen posible el derecho a la salud.
Galo Guillermo Farfan Cano, MD.