Populus et Senatus Ecuadoris

Ad populum Ecuatoriae

Ciudadania de Ecuador...

Hoy nos reunimos aquí, en el corazón de nuestra nación, su pueblo, para reflexionar sobre el estado actual de Ecuador. Es un honor dirigirme a ustedes, con la intención de compartir un panorama claro y objetivo de nuestra realidad actual.

En primer lugar, quiero reconocer el compromiso y la valentía de los ciudadanos ecuatorianos, quienes ejercerán su derecho al voto y elegirán a un nuevo gobierno. Con una expectativa de año y ocho meses por delante.

Sin embargo, debemos ser conscientes de los desafíos que enfrentamos. Nuestra sociedad ha estado sumida en un clima de descontento y desconfianza, reflejado en la baja aceptación tanto del gobierno como de la Asamblea Nacional. Esta situación nos exige trabajar en conjunto, con voluntad y determinación, para superar las dificultades que nos aquejan.

Si bien el derecho a la protesta es fundamental en una democracia, es imperativo que estos reclamos se canalicen a través del diálogo y el respeto mutuo. Debemos construir puentes de entendimiento y buscar soluciones que beneficien a todos los ecuatorianos.

Además, enfrentamos un flagelo preocupante: el narcotráfico y el crimen organizado. Estas fuerzas destructivas intentan infiltrarse en nuestra nación y convertirla en su hacienda. Debemos ser firmes en nuestra lucha contra el narcotráfico y fortalecer nuestras instituciones para garantizar la seguridad y protección de nuestros ciudadanos.

En cuanto a la polarización política, nos encontramos en un momento crucial. Por un lado, se nos presenta una izquierda que promete soluciones ilusorias y que solo conducirán a un mayor endeudamiento. Por otro lado, tenemos una derecha que intenta implementar medidas racionales pero enfrenta dificultades para venderlas políticamente. Estos discursos desvinculados de la realidad y las tendencias dictatoriales de la extrema izquierda neoliberal solo nos alejan de un consenso y nos impiden avanzar como nación.

Durante mis 37 años de vida, he sido testigo de gobiernos de izquierda que, paradójicamente, han gobernado con medidas de izquierda, como aumentos de impuestos y un control gubernamental estatal excesivo sobre la producción, en lugar de promover la iniciativa privada. 

Es cierto que existen empresarios irresponsables que no aumentan los salarios a pesar de la inflación, pero también es cierto que el Estado es cómplice al mantener congelados los salarios en el sector sanitario durante 14 años por ejemplo no ha existido un alza salarial, y las mejoras del mismo quedan en promesas de campaña o letra muerta de la ley. Esto es una muestra de una falta de progreso, de un sistema que no mejora, en palabras de mi bisabuelo: "le sacan el rabo a un burro para ponérselo a otro".

Es momento de unir nuestras fuerzas y dejar de lado las diferencias partidistas o ideológicas. Necesitamos un gobierno que promueva seguridad, la estabilidad económica, la inversión privada responsable y el fomento de un sector público eficiente. Debemos encontrar un equilibrio que impulse el crecimiento económico sin olvidar la justicia social.

Para lograrlo, es necesario que nuestras instituciones funcionen con transparencia y responsabilidad. Debemos fortalecer el Estado de Derecho, luchar contra la corrupción y promover la participación ciudadana en la toma de decisiones. La construcción de una sociedad justa y equitativa depende de todos nosotros.

Ecuador actualmente enfrenta desafíos significativos, pero también tenemos la capacidad de superarlos. Juntos, como una nación unida, podemos construir un futuro próspero y justo para todos los ecuatorianos. Es hora de dejar de lado las divisiones y trabajar en conjunto por el bienestar común.


¡Que Dios bendiga a nuestra nación!

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