Maria, Descendens de Tribubus Levi et Juda
La conexión de la Madre de Dios con las tribus de Levi y Judá y su papel en la continuidad del linaje davídico.
Para la mayor gloria de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y
Espíritu Santo,
Antecedentes
"En
tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la
clase de Abías, casado con una mujer de la descendencia de Aarón llamada
Isabel. Ambos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los
mandamientos y preceptos del Señor. Pero no tenían hijos, porque Isabel era
estéril, y ambos eran de edad avanzada. Sucedió que mientras oficiaba como
sacerdote delante de Dios en el turno de su clase, según la costumbre
sacerdotal, le tocó en suerte ofrecer el incienso en el santuario del Señor.
Toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. Y se le
apareció un ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al
verlo, Zacarías se turbó, y el temor se apoderó de él. Pero el ángel le dijo:
'No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada. Isabel, tu mujer, te
dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría y regocijo,
y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande delante del Señor, y
no beberá ni vino ni bebida embriagante, y será lleno del Espíritu Santo ya
desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se
conviertan al Señor, su Dios. E irá delante de él con el espíritu y el poder de
Elías, para hacer volver los corazones de los padres hacia los hijos, y los
rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien
dispuesto'. Entonces Zacarías dijo al ángel: '¿Cómo sabré que esto sucederá?
Pues yo soy un anciano, y mi mujer es de edad avanzada'. El ángel le respondió:
'Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y
anunciarte esta buena nueva. Pero mira, te quedarás mudo y no podrás hablar
hasta el día en que esto suceda, porque no creíste mis palabras, que se
cumplirán en su debido tiempo'. Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a
Zacarías, y se extrañaban de que tardara tanto en el santuario. Cuando
finalmente salió, no podía hablarles, y comprendieron que había visto una
visión en el santuario. Pero él les hacía señas con la mano y permanecía mudo.
Y cuando se cumplió el tiempo de su servicio sacerdotal, regresó a su
casa." (Lucas 1, 5-23, versión La Biblia de Jerusalén).
"En
el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea
llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa
de David. El nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: 'Alégrate,
llena de gracia, el Señor está contigo'. Ella se turbó al oír estas palabras, y
se preguntaba qué significaría ese saludo. El ángel le dijo: 'No temas, María,
porque has hallado gracia delante de Dios. Vas a concebir en tu seno y darás a
luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, y será llamado Hijo
del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará
sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin'. María dijo al
ángel: '¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?'. El ángel le respondió:
'El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su
sombra; por eso, el que ha de nacer será llamado santo, Hijo de Dios. También
tu parienta Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la
que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios'. María dijo
entonces: 'He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra'. Y el
ángel se alejó de ella." (Lucas 1, 26-38, versión La Biblia de
Jerusalén).
"En
aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la montaña, a una
ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó
el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del
Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: 'Bendita tú entre las mujeres
y bendito el fruto de tu seno. ¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a
mí? Pues en cuanto llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño
en mi seno. ¡Dichosa tú, que has creído! Porque se cumplirá lo que te fue dicho
de parte del Señor'. Entonces María dijo:
'Engrandece mi alma al Señor
y mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador,
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora todas las generaciones me llamarán dichosa,
porque ha hecho en mí grandes cosas el Poderoso;
santo es su nombre,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo;
dispersa a los soberbios de corazón.
Derriba del trono a los poderosos,
y enaltece a los humildes.
A los hambrientos los colma de bienes,
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia para siempre'.
María
permaneció con ella unos tres meses y luego volvió a su casa." (Lucas
1, 39-56, versión La Biblia de Jerusalén).
DISCUSION
En
la cultura judía del primer siglo, la genealogía y la pureza de la línea
genealógica eran muy importantes, especialmente en la tribu de Judá, de la cual
se esperaba que surgiera el Mesías. En el Evangelio de Lucas, se registra la
genealogía de Jesús a través de su madre María, lo que sugiere que la línea
materna era importante en la cultura judía de la época.
Además,
en el relato de la Anunciación en Lucas 1, 26-38, se menciona que el ángel
Gabriel fue enviado a una virgen llamada María, quien estaba comprometida con
un hombre llamado José, descendiente de David. Esto sugiere que la línea
paterna de Jesús también era importante, ya que su padre adoptivo José era un
descendiente de la familia real de David.
En
cuanto a la concepción de Juan el Bautista, en Lucas 1, 5-25, se relata que
Zacarías, el esposo de Isabel, era sacerdote y que ambos eran de edad avanzada
y no habían tenido hijos. El ángel Gabriel apareció a Zacarías mientras estaba
sirviendo en el templo y le anunció que tendría un hijo, a pesar de su edad
avanzada. Este hijo sería Juan el Bautista, quien sería el precursor del
Mesías.
La
concepción de Juan el Bautista y la Anunciación a María son dos eventos que
ilustran la importancia de la genealogía en la cultura judía y en la historia
de la salvación. El hecho de que Zacarías fuera sacerdote y que Isabel fuera de
edad avanzada y estéril, pero aun así tuvieran un hijo, es un ejemplo del poder
divino y la intervención de Dios en la historia de la salvación. Del mismo
modo, la elección de María como madre del Mesías, como descendiente de David y
posiblemente también de Leví, es una muestra de la importancia de la línea
genealógica y la elección divina en la historia de la salvación.
Hipótesis
Además,
en la época en que vivió María, la necesidad de mantener la pureza de la línea
genealógica era aún más importante debido a los acontecimientos históricos que
habían afectado al pueblo judío. Después del destierro a Babilonia, la
destrucción de Jerusalén y la conquista por parte de los persas, griegos y
romanos, el pueblo judío había sido dispersado por todo el mundo conocido, lo
que hacía aún más difícil mantener la pureza de la línea sacerdotal.
En
este contexto, los matrimonios entre parientes cercanos y miembros de la misma
tribu adquirieron una importancia aún mayor para asegurar la continuidad del
linaje y la preservación de la tradición sacerdotal. Por lo tanto, no es
descabellado pensar que María, siendo descendiente de Leví, podría haber
buscado un esposo de la tribu de Judá y descendiente de David para asegurar la
continuidad de ambas líneas genealógicas.
De
esta manera, la mezcla de sangres entre los descendientes de David y los
descendientes de Leví por el lado de María podría haber sido una estrategia
para asegurar no solo el linaje davídico, sino también la continuidad del
derecho sacerdotal para el ejercicio de sacrificios en el Templo después de
tantos años de exilio y dispersión.
Cabe
mencionar que la tradición cristiana también ha hecho referencia a la
ascendencia de Santa Ana, madre de María, como descendiente de Leví. Según
la tradición apócrifa del Protoevangelio de Santiago, Ana era hija de
Matán, un sacerdote de la tribu de Leví, y su esposa María. Por lo tanto,
María habría heredado la línea sacerdotal de su abuelo paterno. Según este
relato, Santa Ana y su esposo Joaquín eran descendientes de Aarón, el primer
sumo sacerdote de Israel y hermano de Moisés, lo que los hacía parte de la
tribu de Leví.
Según la tradición católica, Joaquín era el esposo de Santa Ana y el padre
de la Virgen María. Se cree que Joaquín era un descendiente directo
de Aarón, el hermano de Moisés y el primer sumo sacerdote Israel.
La tradición también sugiere que Joaquín podría haber sido descendiente de
David y Salomón por parte materna.
La
conexión de Joaquín con Aarón se basa en la idea de que la familia de la Virgen
María era de la tribu de Leví, la tribu de la que provenían los sacerdotes del
Templo. Aarón era el antepasado de los sacerdotes y sumos sacerdotes de Israel,
y se consideraba que su línea genealógica era la más importante de la tribu de
Leví. Por lo tanto, se cree que Joaquín descendía directamente de Aarón y que
su familia tenía un papel importante en el Templo.
En
cuanto a su conexión con David y Salomón, se cree que Joaquín también
podría haber sido descendiente de David y Salomón por parte materna, lo que
lo convertiría en un miembro destacado tanto de la tribu de Judá como de la
tribu de Leví. Esta conexión se basa en la idea de que la familia de la
Virgen María tenía raíces en Belén, la ciudad de David, y en la idea de que
José, el esposo de María, era descendiente de David. Por lo tanto, se cree
que Joaquín también podría haber tenido una conexión materna con David y
Salomón.
Redundemos un poco para asentar mi hipótesis
Según
la tradición cristiana, Joaquín, el padre de la Virgen María, era descendiente
de Aarón, el primer sumo sacerdote de Israel y hermano de Moisés. También se
cree que María era descendiente de David, lo que se ve respaldado por el
anuncio del ángel en Lucas 1:32, donde se dice que Jesús heredará el trono de
David su Padre.
Además,
la respuesta de María al ángel cuando se le anunció que concebiría a Jesús,
"¿cómo será esto, puesto que no conozco varón?" (Lucas 1, 34), sugiere
que ella era consciente de la necesidad de preservar la pureza de la línea
genealógica, lo que puede ser indicativo de que ella misma era descendiente de
David.
Teniendo
en cuenta estos antecedentes bíblicos y la importancia que se daba en la época
a la preservación de la línea genealógica y la continuidad de la tradición
sacerdotal, es posible hipotetizar que María y José podrían haber sido los últimos
miembros de su linaje por parte de ascendencia davídica. Es posible que María
fuera descendiente de ambas tribus, Leví y Judá, y que ella y José buscaran
preservar ambas líneas genealógicas a través de su matrimonio.
En
resumen, la descendencia de Aarón en San Joaquín y la posible descendencia de
María de David, junto con la importancia dada a la preservación de la línea
genealógica en la época, sugieren que María y José podrían haber buscado
preservar ambas líneas genealógicas a través de su matrimonio, especialmente
teniendo en cuenta los eventos históricos que habían afectado al pueblo judío.
Otro punto de vista
La
Iglesia Católica ha mantenido la creencia en la ascendencia davídica de Jesús a
lo largo de su historia. La Enciclopedia Católica señala que "Jesús es
reconocido como el Mesías, el descendiente de David que cumplió las profecías
del Antiguo Testamento".
En
cuanto a la ascendencia de María, la tradición católica se basa en gran medida
en los escritos apócrifos, como el Protoevangelio de Santiago y el Evangelio
del Pseudo-Mateo. Estos escritos presentan a Ana y Joaquín como los padres de
María, y se afirma que Ana era descendiente de la tribu de Leví y Joaquín de la
tribu de Judá.
Además,
en el Evangelio de Lucas, se menciona que Jesús es "hijo de José,
hijo de Elí" (Lucas 3, 23). Según la interpretación tradicional,
Elí sería el padre de María, lo que sugiere que ella era descendiente de David
a través de su línea paterna.
En
el mismo evangelio, el ángel Gabriel anuncia a María que "el Señor Dios
le dará el trono de David, su padre" (Lucas 1, 32), lo que implica
que Jesús es el heredero del trono de David a través de su conexión con María.
Además, la respuesta de María al ángel, "¿Cómo será esto, puesto que
no conozco varón?" (Lucas 1, 34), sugiere que ella era consciente
de su condición de virgen y que, por lo tanto, no había concebido a través de
un hombre.
Además,
la tradición católica también menciona que la conexión de María con la tribu de
Leví se ve reflejada en su relación con Isabel, la esposa del sacerdote
Zacarías y madre de Juan el Bautista, quien era de la familia de Aarón, el
primer sumo sacerdote de Israel. El hecho de que Isabel y María fueran
parientes cercanas sugiere que María tenía una conexión con la línea sacerdotal
a través de la tribu de Leví.
Otro
punto importante que respalda esta hipótesis es que los evangelios de Mateo y
Lucas proporcionan genealogías detalladas de Jesús, en las cuales se destaca su
descendencia de David a través de José, el esposo de María. Aunque la tradición
católica sostiene que José no era el padre biológico de Jesús, su papel como
padre adoptivo de Jesús y su conexión con la familia de David fueron
fundamentales para asegurar la continuidad del linaje davídico.
En
conclusión, la tradición católica sostiene que María era descendiente de las
tribus de Leví y Judá, lo que aseguró la continuidad del linaje sacerdotal y
davídico a través de su conexión con Jesús. Esta hipótesis se basa en varios
pasajes de los evangelios y en la interpretación de la genealogía de Jesús.
Conclusiones
Con
base en la información proporcionada, se pueden establecer las siguientes
conclusiones:
·
La tradición católica sostiene que María era descendiente
de las tribus de Leví y Judá, lo que la convierte en una figura importante dentro
del linaje davídico y sacerdotal.
·
María era consciente de su condición de virgen, lo que
sugiere que no había concebido a través de un hombre y que su embarazo era un
evento milagroso.
·
La conexión de María con Jesús aseguró la continuidad del
linaje davídico, lo que cumplió con la profecía del Antiguo Testamento de que
el Mesías sería un descendiente de David.
·
El matrimonio entre miembros de la misma tribu y, en
algunos casos, entre parientes cercanos, era una práctica común en la cultura
judía de la época para asegurar la continuidad del linaje y la tradición
sacerdotal.
·
María y José probablemente eran los últimos de su linaje
por parte de ascendencia davídica, lo que los convierte en una conexión crucial
entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.
En
general, la figura de María es de gran importancia dentro de la tradición católica
y su papel como madre de Jesús y su conexión con el linaje davídico es esencial
para la comprensión del Nuevo Testamento y la historia de la salvación.
La
sabiduría divina es infinita y sus caminos son inescrutables para la mente
humana. La Tradición nos muestra cómo María, la Madre de Jesús, cumplió un
papel fundamental en el plan de salvación. María fue elegida por Dios para ser
la Madre del Mesías, y su descendencia de las tribus de Leví y Judá aseguró la
continuidad del linaje davídico.
La
tradición católica sostiene que la elección de María como Madre de Dios no fue
una coincidencia, sino una parte esencial del plan divino. María era una
virgen, lo que significa que ella no había concebido a través de un hombre,
sino por la obra del Espíritu Santo. De esta manera, María se convirtió en el
instrumento humano a través del cual Dios eligió para encarnarse en el mundo.
La
conexión de María con Jesús aseguró la continuidad del linaje davídico, lo que
permitió que Jesús cumpliera la profecía del Antiguo Testamento de ser el
Mesías esperado. La pureza de la línea genealógica de María fue crucial para la
preservación de la tradición sacerdotal y la continuidad del derecho a ejercer
los sacrificios en el Templo. Asimismo, su descendencia de Leví y Judá refleja
la importancia que la cultura judía de la época daba a la preservación del
linaje y la tradición sacerdotal.
Galus Guillelmus Farfan Cano
Sancta Romanae Ecclesia, Laicus
Guayaquil, Ecuador